9/2/14

Don Baruj comenta lo de "Grafitti letrinae"

--No está del todo errado el que compara--un tanto grotescamente, hay que admitirlo--el arte de escribir con ciertas funciones corporales porque con ambos--arte y función--se da el alivio, el desborde de lo que ya sobraba. 
Lo dijo don Baruj, algo molesto por el comentario escatológico de alguno.
--La mente entiende al cuerpo y éste la sustenta: le da de qué alimentarse y le proporciona una estadía. Se complementan y se necesitan mutuamente. Son, al fin y al cabo, una misma cosa: un organismo vivo, un tanscurso. Y todo lo vivo se nutre y se descarga de lo innecesario: las toxinas de lo que se va muriendo a diario.
Y después del silencio que se produjo al sorber don Baruj su taza de té, recién servida, habló, esta vez como para sí mismo.  

--Pero escribir es también, en sus mejores momentos, una forma de resurrección, un ejercicio en contra de las leyes implacables del tiempo y la vida.  

1 comentario:

Anónimo dijo...

Cómica e irónicamente, el dichoso retrete o bién la letrina han fungido como altares de la creatividad y literatura, como bien lo sabe don Baruj.

Y con toda la razón: ese breve (y a veces no tan breve) lapso de tiempo durante el cual desechamos lo tóxico, nos proporciona un momento en el que como audiencia captiva, no tenemos otra alternativa mas que la de obedecer el mandato corporal elemental de nuestra existencia.

Esa es la parte cómica.

La parte irónica es que al mismo tiempo que hacemos eso, nuestro cerebro está pensando y recordando cosas que bajo otras circunstancias no haría, o bien estamos consultando algún material de lectura fácil que de lo contrario quizás no consideraríamos.

Sobra decir, que es también divertido leer los comentarios de usuarios pasados quienes en su momento de pujanza, amablemente aportaron a la “grafitti letrinae”.

¿Nos tomamos otro tecito, don Baruj?

André