11/10/14

Un brindis a solas

Esta tarde Don Baruj ha estado triste y cabizbajo.

Llegó al café más temprano que de costumbre y se sentó a su mesa del rincón, junto a la ventana, a no hacer nada.

No sacó su libreta si su pluma, como lo hace a diario: quieto se quedó un buen rato mirando a la calle, como si esperara a alguien.
   
     Le pregunté si necesitaba algo.

     --El café de siempre--me dijo--para no caer en el duermevela.
     --Y una copa de cognac--añadió cuando ya me iba--para celebrar a solas una despedida. Un muy querido amigo ha tenido que partir estos días.
     --Una copa de brandy revive los brindis de la compañía--se dijo como para sí mismo.

     Quiso estar solo y lo dejamos beber su taza de café y su lenta copa de licor en silencioso retiro.
   
     Como sus amigos, que se van, Don Baruj envejece.
   

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me parece que más bien don Baruj debería de tomarse otra copa para ver si le cambia su estado de ánimo, así sea por unas horas adicionales.

Lo mejor que podemos hacer es agradecer los buenos momentos que pasamos con nuestras amistades tan especiales y con ello disfrutar de ratos incomprables a cualquier precio. Yo personalmente, siento gran orgullo, privilegio y felicidad por esa fabulosa riqueza que poseo en mis amistades, las cuales para mí son mi verdadera familia.

A ver, don Baruj, anímese usted y comparta lo que Henry David Thoreau dijo muy claramente: “Lo máximo que puedo hacer por mi amigo, es seguir siendo su amigo”

Un abrazo,

André