16/4/19

Para "Insectarium" De piojos y navegaciones

En el capítulo XXIX de la Segunda Parte del Quijote, "De la famosa aventura del barco encantado", hay dos referencias a isectos, ambas relacionadas de algún modo a la navegación, según cree don Quijote ir avanzando, como navegante explorador, hacia el trópico en el barco que la corriente del Duero impulsa lentamente.

Apenas el barco comienza a moverse le dice don Quijote a Sancho "ya habemos de haber salido y caminado por lo menos setecientas o ochocientas leguas". Viendo Sancho que no se han "apartado de la ribera cinco varas" ni avanzado gran cosa exclama: "voto a tal que no nos movemos ni andamos al paso de una hormiga", que, se ha de entender que, por rápido que sea, no cubre gran distancia.

Más directamente relacionada con la navegación es la curiosa referencia a otro insecto que don Quijote habrá tomado de sus lecturas:

"--Sabrás, Sancho, que los españoles, y los que se embarcan en Cádiz para ir a las Indias Orientales, una de las señales que tienen para entender que han pasado la línea equinoccial que te he dicho es que a todos los que ven en el navío se les mueren los piojos, sin que les quede ninguno, ni en todo el bajel le hallarán, si les pesan en oro . . . ",

Que piojentos eran no sólo los hombres de mar sino prácticamente todos los europeos de esos siglos, incluyendo, por cierto a Sancho, lo confirma el que don Quijote, dicho lo anterior, le ordene a su escudero averiguar en su persona si en su navegación han alcanzado ya la línea ecuatorial.

El diálogo entre caballero y escudero navegantes en barco encantado concluye en la nota jocosa, con su dejo de vulgaridad característico del humor relacionado con Sancho:

"Y tórnote a decir que te tientes y te pesques, que yo para mí tengo que estás más limpio que un pliego de papel liso y blanco.
     Tentose Sancho, y llegando con la mano bonitamente y con tiento hacia la corva izquierda, alzó la cabeza y miró a su amo, y dijo:
     --O la experiencia es falsa o no hemos llegado adonde vuesa merced dice, ni con muchas leguas.
     --Pues ¿qué--preguntó don Quijote--, has topado algo?
     --¡Y aun algos!--respondió Sancho.
     Y, sacudiéndose los dedos, se lavó toda la mano en el río, por el cual sosegadamente se deslizaba el barco por mitad de la corriente . . .".

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