6/12/08

La palabra adánica


Es definitivamente imposible imaginarse un mundo sin la palabra, sin un sistema de comunicación que, como las muchísimas lenguas humanas, permita expresar los más complejos procesos mentales. La centralidad de la lengua en la vida humana la insinúan textos de la tradición. En lengua griega se nombra a los humanos como dotados de palabra; el dios bíblico, cuyo nombre no ha de escribirse ni decirse, le otorga a Adán –el hombre—la tarea inicial de su primacía: darle nombre a las cosas del mundo que lo rodea. Labra Adán con la palabra la primera realidad.

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