28/6/12

Mitos sobre las publicaciones digitales

Desde hace algún tiempo leo en medios respetables historias de autores que han hecho una barbaridad de dinero publicándose a si mismos sus obras en formato digital o electrónico, que se distribuyen exclusivamente en portales de Internet. Estas historias exacerban la mente de cualquiera que, con aspiraciones de convertirse en el próximo Cervantes (o Donald Trump), se afilan los dientes imaginándose los millones en ganancias. Pero espere un momento, no se mande a correr y renuncie a su empleo pensando que ya la fortuna está en camino.  Permítame analizar algunos mitos que se han creado gracias a la suerte (si, léalo bien, a la suerte) de unos pocos (poquísimos) auto-proclamados escritores y auto-publicados autores. 

Mito número uno: Los libros digitales se venden como pan caliente.
Bueno, no todos. El que una obra se convierta en un éxito de ventas no lo determina que se haya publicado electrónicamente, ni aún a su calidad literaria o belleza estética. La verdad es que no existe una fórmula mágica, ya sea para un formato digital o un libro impreso, que garantice el éxito de una obra.  De acuerdo a J. A. Konrath, el primer autor auto-publicado que comenzó a hacer dinero, “una gran cantidad de publicaciones (incluyendo la auto-publicación y la publicación electrónica) se reduce a la suerte. Seamos realistas, las grandes editoriales, con 100 años de experiencia y de grandes presupuestos de mercadeo, no pueden predecir las obras que se convertirán en grandes superventas”.

Mito número dos: En Internet cualquier libro se vende.
Es cierto, cualquier libro se vende pero no todos se compran. Los libros digitales necesitan también mercadeo y promoción para que los lectores potenciales los descubran, especialmente si sus autores son desconocidos. Las mismas reglas que se aplican a un libro convencional tales como un diseño de carátula atractivo, un título que capture la imaginación y el interés del lector, son las mismas reglas para una publicación electrónica. Además, es conveniente que algún autor o académico reconocido lea la obra y escriba su opinión. Muchos leen las recomendaciones de otros lectores antes de comprar un libro.

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