12/6/14

El hombre lobo

Se podría postular que, como animales colectivos, los humanos vivimos en un estado emocional de constante conflicto: el que producen la necesidad de vivir en grupo—familia, clan, tribu, nación—y la desconfianza y franca antipatía que se tiene por el otro, por todos los demás, ese prójimo que se supone hemos de amar como a nosotros mismos (ya el mandamiento implica que ese amor falta). Se vive en el hipócrita—otros dicen diplomático—tira y afloja.


Ya lo decían los clásicos, el hombre es lobo del hombre.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Eso de “amar al prójimo” se me hace algo difícil de tragar, irrespectivo de cuán dorada quede la píldora: la historia lo ha comprobado más de una vez. Esa es filosofía típica de la religión organizada que predica en eufemismos.

Los vínculos sociales de hoy son el producto de aquel incesante e inquietante deseo nato de pertenecer a algún grupo con el objeto de quedar clasificados como “especiales” para que ante otros, nos destaquemos por nuestras aptitudes y habilidades y quizás gocemos de cierto sentimiento de protección.

Por otra parte y en muchísimas ocasiones, la vorágine creada por el tumulto cotidiano de esa humanidad que nos envuelve, hace que envidiemos la existencia del Llanero Solitario.

“¡Arre, Plata, adelante!”

André