23/10/14

Dormir profundo


Don Baruj se he quedado dormido sentado a la mesa, la pluma en la mano.

Se diría que medita. Inclina la cabeza sobre el pecho y los anteojos se le mantienen precariamente equilibrados casi en la punta de la nariz.

Ronca.

--Está pensando profundamente--bromea, sin afán de burla, uno de nosotros.

Y dice bien: profundas han de ser las aguas del sueño del que lee y escribe entre cabeceadas de nadador que somurguja alternando el aire puro, iluminado, y las aguas turbias del fondo a oscuras.

--Los viejos--se escusa después Don Baruj--nos quedamos dormidos en cualquier lugar en cualquier momento. Nos ronda, tentador, el sueño.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Mi estimado don Baruj:

Los viejos han olvidado más que los jóvenes habrán de aprender en el resto de sus engreídas vidas.

No se sienta usted culpable por haberse echado un motoso entre palabra y palabra.

Duerma usted tranquilo y después de la siesta, cuénteme algo sobre la letra zeta.

El barón… ¡zzz!