18/8/15

Un tesoro de Don Baruj

Otro tesoro, material éste, que Don Baruj trajo de vuelta de su excursión al pasado familiar es una bella edición francesa de la obra de Appolinaire, regalo de una amistad sorprendente por inesperada.




--Caminando por Londres como a mí me gusta, sin objetivo específico--nos cuenta como quien narra una aventura maravillosa--me topé en Old Street con el viejo cementerio Bunhill Field Burial Grounds, donde están enterrados, muy próximo uno del otro, Daniel de Foe y William Blake. /


Me detuve a pagar tributo

--"Tiger, Tiger burning bright
in the forest of the night"--

al gran poeta y al fabulador del Robison de mi infancia en las playas del Pacífico.

Bajo la quietud de ls grandes árboles que acallan el fragor de la ciudad estruendosa supe que incluso en la muerte el auténtico escritor--el que hemos leído sobrecogidos más de una vez--vive en nosotros, como viven todavía esas amistades que se han esfumado en el tiempo sin llegar a olvidarse del todo.


--"What immortal hand or eye 
Could frame thy fearful symmetry?"--
oí que una voz de mujer recitaba al irse acercando a los viejos monumentos casi invisibles en su humilde sobriedad.

Me volví para replicarle con unos versos apropiados a su comentario pero, enmudecido al verla, no pude recordarlos. Frente a frente nos quedamos los dos mirándonos sorprendidos e incrédulos del encuentro.

Era la primera tarde del verano londinense y empezó a llover suavemente.

--"Il pleure dans mon coeur" recitó ella y seguí yo con los versos que recitábamos en nuestros años de colegio: "comme il pleut sur la ville".

A pesar de los años transcurridos nos reconocimos: éramos los mismos de entonces.

En ese momento Londres dejó de ser para mí una ciudad ajena, curiosidad del caminante que deambula, para volverse el lugar de la amistad.

Apresuradamente bajo el paraguas nos dirigimos al café más cercano en Old Street y no cesamos de conversar hasta que cayó la noche.

Ella se llevó mi copia de L'élegance du hérisson que yo llevaba en el bolsillo y yo me traje el Appollinaire que ella llevaba en su profunda bolsa de lectora inveterada.

En la memoria, recuperada del ayer, Juliette Greco cantaba:

"Je me souviens d'un coin de rue o´jordui disparu . . . "

1 comentario:

Anónimo dijo...

Fragmento del poema de William Blake titulado “Presagio de inocencia” y el muy conocido cuarteto con un significado muy profundo:

"Para ver el mundo en un grano de arena,
Y el Cielo en una flor silvestre,
Abarca el infinito en la palma de tu mano
Y la eternidad en una hora..."

Gracias por sacudir periódicamente nuestras neuronas literarias.

El barón