En Londres--le informan a Don Baruj--los almendros ya están en flor.
Y aquí en San Antonio de Béjar a las rosas de invierno--y a otras flores que no nombro porque la rosa las contiene a todas--se añaden los primeros brotes de lo que en unos días más--si no mañana mismo--será el esplendor de los huisaches en flor.
La primavera vuelve, como ha vuelto desde el primer día, como ha de seguir volviendo hasta cuando no haya ya una tierra que florecer, cuando el jardín del origen esté agostado, cuand no haya ya quien lo añore desde el exilio.
Para entonces--si puede hablarse de un entonces en la ausencia del tiempo--no habrá memoria ni del almendro londinense, ni de la rosa de invierno, ni del dorado luminoso de los huisaches de hoy.
1 comentario:
No importa si no hay memoria del susodicho “almendro londinense” porque la naturaleza es cíclica y ella va y viene según las estaciones o las condiciones climáticas de la temporada lo dicten.
Lo que sí importa, es que el dominio inglés fue el dominio más poderoso en la faz de la tierra y el que mucho aportó a la cultura universal, pese a la contradicción de muchos.
El barón
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