Eso de que algo importe—un
escrito, un acto, una abstinencia—es relativo, demasiado relativo como para
poder determinar que valga o no la pena escribir esto o lo otro, actuar de una
u otra manera, abstenerse en el silencio o la inactividad.
Se ha pasado la
vida don Baruj pensando en cómo importan o dejan de importar las infinitas
cuestiones con que los humanos nos vamos inventando biografías personales y
ajenas, historias más o menos verdaderas, ideologías ideales, dogmas y supersticiones,
amores y desdenes.
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