Que las abejas, con las mariposas y las luciérnagas, se cuentan entre los insectos mágicos no ha de sorprender a nadie. A nadie ha de sorperender, entonces, que se los nombre a menudo en poesía. Sean estos versos iniciales del poema "Caricia", de Gabriela Mistral, una muestra de cómo uno de esos insectos--la abeja--cobra en el poema un valor bellamente metafórico:
Madre, madre, tú me besas
pero yo te beso más,
y el enjambre de mis besos
no te deja ni mirar...
Si la abeja se entra al lirio,
no se siente su aletear.
Cuando escondes a tu hijito
ni se le oye respirar...
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