El desagradable--incluso despreciable--y pusilánime protagonista de Crimen y castigo le declara a Sonia, en lo que pretende ser la justificación de su crimen, que lo que hecho ha sido matar a un ser inútil, deleznable y dañino: un ser humano, un piojo.
Como lo es él mismo, lo admite.
Deplorable --y probablemente acertada-- visión de la humanidad ésta que compara al ser humano con la peste más asquerosa y persistente: el piojo.
Excelente uso de un insecto en literatura: toda la novela rezuma, como una ropa sucia, el asco del insecto despreciable y repugnante. Se la lee con desagrado, sintiendo en la piel la presencia subrepticia de la infecta alimaña: el ser humano.
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