Como no tengo ganas de hacer nada no hago nada...
y no por eso me acuso--como lo harían muchos--de inútil.
La utilidad es asunto relativo y depende--como decía alguno en incoherente broma--de la "dependedura". Además, mucho de lo que dice útil no es más que una pérdida de tiempo.
Por otra parte, si se lo piensa bien, no hay tal cosa como “no hacer nada”, porque hasta en los momentos de mayor dejadez e inactividad la mente--si está atenta--sigue armando sus encatrados inverosímiles y tejiendo sus intrincadas redes.
De hecho está la mente más activa cuando no la distraen las actividades del estar ocupada en algo de lo que dicen es de provecho.
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