31/1/22


"Me he vuelto demasiado sensible a las fechas y su apresurado sucederse", escribe don Baruj en su libreta el 31 de enero. "Tendrá que ver--continúa--con mis recientes encuentros con los deterioros de la edad y los ejercicios que me hacen practicar para reducir su persistente avance"
.

De sus contertulios ninguno pensaría que de esto escribe don Baruj, tan calmo, en su mesa junto a la ventana que ilumina su taza de té con las últimas luces de la tarde. Bebe parsimonioso y escribe.

"Digamos que hemos llegado a la edad de restar. Ya no añadimos años: los vamos descontando. Como quien va comiendo, una a una, las cerezas del cuenco que poco a poco se vacía". 

"Como ir arrancándole pétalos a una siempreviva", anota después de un rato, cuando ya se le ha acabado su taza de té y el crepúsculo se asoma por la ventana.



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