---Nunca me han gustado los domingos---se lo dice a sí mismo, sentado a la mesa sin nadie en el café casi vacío.
De niño les tomó antipatía y ni siquiera ahora que lleva jubilado una sarta de años y los días de las múltiples semanas no tienen, ni necesitan nombre, dejan de disgustarlo.
---Son días de iglesia obligada y aburrimiento---dice. Días de supuesto descanso colectivo. Días de familias tratando a duras penas de entretenerse.
Y además, nadie viene a la tertulia los domingos: a los abuelos se les exige ser abuelos en este día.
1 comentario:
It makes me question my pipe dream of wishing to retire young. Time somehow always seems to be the enemy
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