Lo vemos volver levemente la cabeza hacia la izquierda y quedarse como escrutando algo impreciso a la distancia, distante él mismo de repente.
—¿Qué miras?---le pregunto porque soy curioso y hasta entrometido.
—Lo que apenas vislumbro, como en un mundo desleído—contesta y, volviéndose al grupo nos dice que ya la vista no le permite espiar la belleza a la distancia. —La tengo que imaginar a base de datos imprecisos, sugeridos en la niebla.
Miramos hacia donde miraba y no vemos nada,
Pero él sonríe deleitado, la mirada, otra vez, fija en lo brumoso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario