4/5/08

Un visitante

Ayer comentábamos sobre la soledad del café. Hoy nos alegramos de saber de alguien que nos acompaña. Así iremos poco a poco formando un grupo de contertulios. Roma no se fundó en un día y no podemos esperar que una tertulia como ésta se vuelva de la noche a la mañana una actividad multitudinaria. Recuerdo cómo años atrás, en una ciudad univeritaria del sureste varios amigos comenzamos en un café una tertulia para hablar en castellano. Durante varias semanas ni siquiera los organizadores llegaron todos a conversar. Poco a poco, sin embargo, la tertulia se fue haciendo conocida y al cabo de varios años el café, que no era pequeño, se llenaba de gente hablando castellano. Se había creado una tradición que duró bastamte tiempo. Así sucederá con Café Labrapalabra.


Hoy no tengo mucho más que agregar, sino agradecer a quien ha venido a visitar.



Podría dejar aquí constancia de que el jueves pasado en el Instituto Cultural Mexicano de San Antonio se presentó el libro más reciente de Jeannettee Lozano, poeta de Monterrey con fuertes lazos que la atan a San Antonio. Fue una muy grata velada en la que hubo no sólo la oportunidad de oír a la poeta leer de su nuevo libro sin también la de verse con amigos y conocidos. Hay que agradecer al Instituto la organización de estos programas literarios.



Stgo.



1 comentario:

Ekatherine Cardona Díaz dijo...

No hay soledad simplemente amigos en silencio.

Probablemente haya que fomentar el barullo, un poco de tinta y pluma, un carajillo quizás...

Si las grandes construcciones comienzan ladrillo a ladrillo.