8/4/13

Cuidado con el toro


“Tomar el toro por las astas”, dice el refrán que, por cierto, alude con tal acto de arrojo a la necesidad de tomar valientemente la iniciativa ante las dificultades que nos acosan a diario, como toros encelados y rabiosos, y, con total desprecio del peligro y sin pensar en las consecuencias negativas, enfrentarse al bruto de turno y cometer la barbaridad de acometerlo y agarrarlo por donde más hiere. 



Pero no cualquiera tiene la valentía y la fuerza para enfrentarse al toro--o más bien al Minotauro--que se le viene encima y a sangre fría acercársele abierto de brazos en simulacro de abrazo--¿se confundirá acaso el animal furioso con tal gesto ambivalente?--y asirlo por los cuernos de la amenaza. Ni cualquiera puede tampoco, una vez cogida la bestia, torcerle la testuz y someterlo. Porque si ya es difícil tomarlo por las astas, como recomienda el dicho, más difícil todavía es mantenerlo asido y vencerlo.

Que esta alegoría taurina con visos de mito ancestral sirva de ejemplo para todo mortal que se encuentre--extraviado o por su propia terca voluntad--en las antesalas, si no en los mismos corredores, del laberinto. Queden prevenidos: no todo refrán es tan sabio como parece.

Divinidad taurina en las catacumbas de Alejandría, en Egipto.  

1 comentario:

Anónimo dijo...

Por experiencia personal me atrevo a decir que es más fácil tomar a Hepu, nombre del dios egipcio de la fertilidad, con cuerpo de buey y el disco solar entre sus astas, que a la diosa Hut-Hor del amor y la felicidad, con cuerpo de mujer y asociada con la vaca también del disco solar, cuyas astas son imposibles de asir, pese a que se haga con brazos abiertos a manera de abrazo.

André