25/11/14

Aguas torrenciales


Cuando llueve así de duro, con persistencia de diluvio bíblico, piensa Don Baruj--desde la protección del techo seguro y los muros bien fundados de su biblioteca--en la ciega fuerza de la naturaleza que de un mismo golpe tanto crea como destruye, tanto fecunda como mata.

Cuando la lluvia torrencial y sus riadas destructoras cejan, llevadas por los vientos más allá del horizonte, le ceden al sol--que al cabo de los días brilla soberano--el lomo graso de la tierra empapada de aguas y la semilla que se ha hundido en ella y espera ungida de renuevos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

La madre naturaleza, cargada de poderes místicos y hasta la fecha incomprensibles, desencadena periódicamente su energía sobre la susodicha creación para darnos a entender de manera inequívoca que quién manda.

Aceptemos nuestra humilde condición y hagámosle caso antes de que ella nos regañe en serio.

El barón