17/3/17

Variaciones de don Baruj sobre un tema repetido

--A cada cual nos toca nuestro tiempo--dice don Baruj--, nuestra cuota de días contados, un segmento mínimo de la eternidad.

Y como nos quedamos mirándolo como esperando algo más, agrega:

--Y no hay más. Eso es todo.

¿Es todo lo que tiene que decir? ¿O es que no hay más que el tiempo que se nos otorga?

--Pero hay otro tiempo en otra vida--reclama desde su fe alguien de los presentes.

--Se lo quisiera--responde don Baruj--, pero no parece haberlo.

Importa entonces--pensamos--aprovechar esa cuota lo mejor que se pueda, sabiendo que no hay cómo echar pie atrás ni oportunidad ninguna de volver a empezar, como se lo puede hacer una y otra vez en el mundo maravilloso de las obras de arte. 

--Solo en el arte--agrega don Baruj, como si nos leyese el pensamiento--nos salvamos en parte—y sólo en parte—de la limitación que el tiempo nos impone a los seres vivos, formas fugaces que somos de lo que transcurre y pasa.

3 comentarios:

Amélie dijo...

Sólo en parte, sí, en una mínima y diminuta parte que a veces puede irse volando con el viento o sin él, pero no importa tanto. Habrá otro tiempo creo yo. O tal vez muchos más y sucederá lo mismo una y otra vez.

Santiago Daydi-Tolson dijo...

Habla la tibetana en ti, la discípula del Buda. Yo, que nada tengo de bonzo me digo que ojalá fuera verdad--y lo será si uno lo cree--eso de ir transmigrando el alma de cuerpo en cuerpo hast alcanzar el para mí inimaginable Nirvana.

Anónimo dijo...

Alea iacta est.

El barón