Un poema de Antonio Gragera
Triste que el silencio sea
el único espacio
donde coexistir.
Triste la palabra
que no podrá ser
no dicha,
no oída,
no sentida.
Triste el vacío en ti,
el despertar en mí,
la ilusión de todo
lo que nunca fue.
Triste la banalidad del deseo,
la eternidad del arrepentimiento,
la pérdida que no es.
Triste la esperanza de olvidar
lo que una vez fue
soñado,
no vivido,
pero amado.
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