20/1/20

Fervor de lo manido

No siempre es de fútbol, política o achaques de lo que discuten los clientes del café, esos viejos ociosos que se pasan las horas conversando entre ellos sin necesariamente prestarle mucha a atención a lo que los otros dicen. 

Hablan de nada y de todo.

--Estamos hablando por hablar--critica, de pronto aburrido, uno de ellos, el que más habla.

--Somos humanos y, como lo decían los antiguos con sus epítetos certeros, los dioses nos dotaron la palabra. 

--Somos animales parlanchines--interviene el humorista.

--Y hablamos por hablar lo que todos hablan--sentencia el clasicista, el más sabido de los tres.

Y el que abrió el tema con su queja, muy a su manera, se lanza a perorar. 

Conociéndolo bien, los otros callan.

--Una infinidad de muy diversas cuestiones nos entretiene y mortifica constantemente.

--Condición de los mortales--dice alguno por lo bajo, sin intensión de interrumpir.

--No pocas de ellas--continúa el que perora--connaturales a la especie, son comunes a todos: a la ingente multitud de los que somos hoy, de los que fueron ayer desde los orígenes, y de los que serán en lo que quede de la presencia humana en el universo. 

Y ya no hay quien lo calle ni lo escuche. 

--Y esos varios asuntos persisten obsesivamente a toda hora en la mente de cada cual, de cada uno y de todos los miembros del organismo activo que es la especie humana.

Habla a solas

--Son--sigue, pensando ahora para sí mismo--los temas de siempre, los repetitivos, que entusiasman a muchos (fervor de lo manido) con sus diversos dogmatismos y acaban por angustiar a otros hasta el extremo del tedium vitae.

Por un instante los otros esperan que diga algo.

--Pocos son, 
desafortunadamente--piensa, desentendido--los que, dotados de extrema curiosidad, se atreven a excursionar fuera de los límites de lo consabido y abrirles paso a otras consideraciones, a asuntos diferentes, renovadores, que nunca nadie toma en cuenta.



Labor debiera ser--y lo es--de la filosofía, es decir de la pasión de saber que motivan las ciencias y las artes, escudriñar entre lo obtuso y obsesivo del saber manido y desentrañar otras menos ajadas preocupaciones.

Resuenan en la mesa del café las piezas del dominó con que sus amigos se entretienen


No hay comentarios: