---Una forma es ésta, inofensiva y digna, de pasar el tiempo---se defiende quien convocó la tertulia de los amigos que van quedando y mantienen todavía su condición de organismos semovientes.
---Un modo inane de perder el tiempo---especifica el cínico del grupo, a quien lo respalda con su comentario aún más insolente el malhumorado:
---Más bien un desperdicio de lo ya desperdiciado.
---A estas alturas va dando lo mismo que sea pérdida o desperdicio.
---Lo mismísimo mismo---se ríe el que suele reirse demasiado.
Y como en una competencia de ingenio oscuro, de postrimerías, va cada cual añadiendo su frase de certera sabiduría.
---Dejar que el agua corra es lo que hacemos.
---La que en su caudal nos lleva . . .
---. . . Hacia la mar, dijo un poeta.
---Corre igual el agua, vaya limpia o sucia.
---Turbias son las aguas en que hemos navegado. Son un engaño de la ilusión las aguas cristalinas.
---Traslúcidas o turbias, da igual que el río lleve piedras o nos las lleve.
---Tiene un modo inspirador de hacer llorar---susurra para sí mismo el pesaroso, sin darse cuenta de que así le pone fin a la cantinela---el murmullo de las aguas.
---Hablemos de otra cosa---proponen simultáneamente al menos dos del grupo y todos se ponen inmediatamente a hablar al mismo tiempo de lo primero que se les viene a la cabeza.
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