Y he pensado que tiene que haber otros temas de que hablar que no sean los de siempre, los que tienen que ver con este yo que no calla nunca. Y que, de haberlos--porque tendrá que haberlos--no sé nada de ellos.
Asunto es éste que me ronda como uno de los temas de los que hablo y hablo. Pero lo callo.
"Tal vez, después de todo, no haya y no pueda haber", me digo, "otro tema de qué hablar que no trate de mí mismo".
De ser así, habrá que aceptarlo.
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