20/7/25

Unas preguntas importantes

Yo aquí ¿qué soy?

Me lo pregunto y me pregunto si hacerse esta pregunta importa.

Pareciera importar más preguntársela que preguntarse cuánto dinero tengo disponible en el banco o de qué color debería ser la corbata que tendría que ponerme pot la noche para atraer las miradas.

Alguna vez, hace tiempo, eran el banco y el color de la corbata cuestiones para mí importantes. Y mi presencia—mi estar allí—importaba.

Pero aún así---hay que admitirlo---daba entonces la impresión de que no era suficiente ni tener ni estar. 

Que algo más hacía falta.

¿Es que realmente no bastaba estar, ni tampoco tener bastaba?

Yo allí ¿quién era? 

¿Quién fui?

¿Quién he sido y dónde he estado?

¿Qué soy aquí, ahora?

Por ahí cuelgan, irrelevantes—pero no olvidadas—más de alguna corbata del color que se esperaba diera resultado cuando fuera necesario que importara.

7/7/25

El tema de siempre

Más de una vez me han dicho que no hago más que hablar y hablar de mí mismo. A lo que cada vez he respondido dejando de hablar por un momento, sólo un momento. 

Y he pensado que tiene que haber otros temas de que hablar que no sean los de siempre, los que tienen que ver con este yo que no calla nunca. Y que, de haberlos--porque tendrá que haberlos--no sé nada de ellos. 

Asunto es éste que me ronda como uno de los temas de los que hablo y hablo. Pero lo callo.

"Tal vez, después de todo, no haya y no pueda haber", me digo, "otro tema de qué hablar que no trate de mí mismo". 

De ser así, habrá que aceptarlo.

30/6/25

Cambio perpetuo


—Lo que era habitual ya no lo sigue siendo—dice. 

Y razón tiene: los cambios se dan por todas partes y lo que era asunto de costumbre ha dejado de serlo. 

---Siempre quejándote . . .

---No es queja sino sólo observación. 

---Quejosa.

—Será. Pero lo único que hago es decir que para quienes hemos vivido demasiado tiempo el mundo se vuelve día a día más ajeno y diferente.

No habrá sido una queja la suya; sin embargo, se va asentando en el grupo de contertulios un sentimiento triste de nostalgia y desencanto.

---Es cierto---agrega otro--- es que con cada nueva pérdida, cada nueva privación, se va esfumando el contorno. 

---¡No hablemos de eso! Que aún sin decirlo no es nada fácil mantener un ánimo optimista ante este írsenos los días, este esfumársenos el mundo. Pensemos en lo que nos queda y tenemos.

---Qué ilusión la del optimismo.

---Una ilusión vital, ¿no crees?

---Pero ilusión nada más, como ésa de creernos contentos y aparentar la felicidad de los viejos sabios. 

---Las tan mentada felicidad---gruñe por lo bajo el que siempre calla.

Y todos ríen. Les contenta el instante en compañía.

3/6/25

Ma quante sono . . .?


---"Ma quante sono le menti umane capaci di resistere
alla lenta, feroce, incessante, impercettibile forza
di penetrazione dei luoghi comuni?" se pregunta Primo Levi---
nos dice el que lo sabe todo, comentando nuestra propia
conversación inane,"empantanada".

---Siempre inconforme---gruñe quien en su vida fue un crítico incansable de la desidia humana.


---En los lugares comunes se está a salvo---dice el que no quiere complicaciones de ninguna especie..


---Tipo demasiado crítico, un amargado, ese Levi tuyo.


---Hablemos de otra cosa.


---Prego.

2/6/25

Como quien oye llover

 


---Me han contado . . . ---les cuenta a los contertulios apenas se sienta a la mesa. 

Ninguno de ellos le hace caso porque, como es habitual en él llegar tarde e interrumpir la conversación, han aprendido a ignorarlo cuando lo hace. 

Bien se conocen de tanto verse y saben cómo reaccionar ante las caprichosas peculiaridades de cada cual. Se podría decir---aunque no sea así---que se entienden. 

Pero no es entenderse lo que importa sino soportarse.

---¿Qué te han contado?---preguntó uno de ellos al poco rato, cuando lo que conversaban dejó de interesarles.

Les contó entonces, poniendo no poco de su parte, un chisme añejo y tan sabido que, al haber perdido el sabor morboso de todo chisme que valga la pena propagar, carecía para ellos de todo interés.

Otro lo interrumpió observando que se había puesto a llover de nuevo.

2/3/25

Diálogo digital


---Al café se viene a platicar---reclama uno de los
contertulios de siempre,

el de los comentarios agrios, al ver cómo en una de las mesas ocupadas

tres muchachos ---muchacha una de ellos--- están enfrascados cada uno

en su teléfono celular, sin prestarle atención alguna a sus compañeros.


---Se escriben mensajes--- le explica quien tiene nietos y sabe de las cosas de ellos--- para dejar constancia imperecedera de lo que conversaron.


---Lo nuestro, en cambio, apenas dicho, se pierde en el silencio.







28/2/25

Aguas torrenciales


Cuando llueve así de duro, como llovió hace un par de días, con persistencia de diluvio bíblico, piensa Don Baruj---desde la protección del techo seguro y de los muros bien fundados del café---en la ciega fuerza de la naturaleza que de un mismo golpe tanto crea como destruye, tanto fecunda como mata.

E imagina cómo, cuando la lluvia torrencial y sus riadas destructoras finalmente cejan, llevada la tormenta por los vientos más allá del horizonte, brilla otra vez soberano el sol sobre el lomo graso de la tierra empapada de aguas donde la semilla se ha hundido y espera, como ungida, germinar y dar renuevos en primavera.

Piensa también, Don Baruj---siempre atento a lo dolido---cómo, más allá de los montes recién blanqueados de nieve por la tormenta, los nubarrones de las aguas nutricias se desbandan en el aire reseco y arde el desierto enjuto bajo el sol implacable. Ese duro, admirable territorio en que también, contra toda sequedad, se dan las flores, pertinaces.